Los
beneficios de practicar danza clásica
Por: Citlali Guadalupe Trujillo Rivas
El ballet ha sido uno
de los mayores íconos representativos de la danza en general, pues es la base
de todas las danzas. Muchos tal vez sean bailarines, otros practiquen ballet
por pasatiempo, otros tantos tal vez tengan amigos, o familiares que lo hagan, o
sean admiradores y/o espectadores del ballet, lo cierto es que sea cual sea
nuestro papel, resulta importante conocer los beneficios que nos da el
practicar el hermoso arte de la danza y en específico el mágico género de la
danza clásica.

Corrige problemas de
postura, y como toda actividad física, fortalece el corazón, nos mantiene en
excelente condición y apariencia física, lo que ayuda también a dar mayor
seguridad a las personas, elevar la autoestima y en muchos casos a encontrar
una manera diferente de relacionarse con las personas, disminuyendo la timidez
e inhibición.
La danza establece una
disciplina fuerte y retos constantes que incluso pueden ir formando un carácter
y al ir viendo progresos dentro de ésta, se van ganando satisfacciones
personales que se reflejan de manera importante en la seguridad y confianza de
las personas, lo que la va haciendo interesante para quienes la practican,
puesto que nunca se deja de aprender, además que la resistencia al dolor físico
aumenta debido a la fuerza física que se necesita para perfeccionar la técnica
y el movimiento.
Muchas veces, la danza
se utiliza de manera terapéutica, pues disminuye el estrés y depresión,
manteniendo la mente y cuerpo concentrados en otra cosa, creando nuevos
intereses además del complemento de la música clásica que por si sola conlleva
muchos beneficios.

De igual manera, los
dos hemisferios del cerebro se trabajan, pues en la danza todo lo que se hace
del lado derecho, también se ejecuta con el izquierdo.
La habilidad espacial
también se ve desarrollada ya que el bailarín debe cuidar su ubicación en el
espacio y en relación con sus compañeros.
Y para los
espectadores, las emociones se ven activadas debido a las neuronas espejo, ya
que con éstas las emociones se captan, creando un contagio emocional, por ello
somos capaces de sentir lo que el bailarín está transmitiendo (felicidad,
angustia, dolor, tristeza, etc.)
Este arte resulta uno
de los más completos, donde mente, cuerpo y alma, deben estar conectados, ya
que el tiempo, espacio, movimiento, musicalidad, sensibilidad y técnica, se
conjugan al mismo tiempo; ah y “no olvides sonreír” dicen los maestros, como si
nada pasara.

En mi experiencia
personal, la danza clásica me enamoró desde la primer clase que tomé, el tiempo
se pasaba volando y verdaderamente era como entrar a otro mundo donde todo lo
demás se queda afuera del salón de danza, donde conocí la pasión y amor por
realizar algo, la satisfacción personal de tener logros, donde cada gota de
sudor o cada pizca de dolor vale la pena. Mi estado de ánimo mejoró mucho, mi
alimentación de igual manera, y la motivación y emoción porque llegara la hora
de la clase son sensaciones que antes no había sentido, la danza clásica me
enamoró desde la primera vez, sigue y seguirá haciéndolo todos los días.
Sígueme en Twitter: @Citla_Trujillo
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