Cambios
en la estética de la bailarina de ballet a través de la historia
Por: Citlali Guadalupe Trujillo Rivas
A lo largo de la historia, la técnica de
la danza clásica ha ido evolucionando como todas las cosas en este mundo, y con
ello, las coreografías también se han ido adecuando al avance del contexto
histórico y social, y por consiguiente la interpretación, vestuarios y estética
de los bailarines también han ido cambiando.

María Camargo en 1730, revolucionó la
técnica de la danza al acortar las faldas y permitir de esta forma el
desarrollo de la técnica de salto en la bailarina, demandando más agilidad
corporal.

Con la introducción de las zapatillas de
punta, el trabajo en el cuerpo de las bailarinas se intensificó debido a que ya
se requería de un mayor trabajo técnico, las piernas se alargaron más y las cinturas
se afinaron aún más, pues se requería de un abdomen más fuerte para sostenerse
en las puntas. Sin embargo, la bailarina se veía como un ser impersonal y
sobrio, pues como sabemos, en la antigüedad, el papel de la mujer no era como
lo es en la actualidad, independiente, sagaz, incluso hasta retador, sino todo
lo contrario, se encontraba en un estado se sumisión, que se reflejaba en
movimientos más cortos, discretos, e incluso la mirada era menos altiva y más
impersonal, además en el caso de los ballets rusos, la creación de obras y el
tema de las coreografías, estaba limitado por el contexto y tensión en que se
vivía por parte del gobierno, motivo por el cual, algunas obras tuvieron que
ser modificadas.

los movimientos
eran mucho más grandes y expresivos, e incluso daba la espalda al público
durante varios momentos, pieza que actualmente nos sigue deleitando.
Con el paso del tiempo, factores como la
evolución en la manera de pensar, de vestir, de que la mujer ocupara un lugar
diferente en la sociedad, y el avance de la técnica de ballet, contribuyeron a
establecer más retos para las bailarinas, lo que demandaba una técnica más
perfecta, cuerpos más virtuosos, es decir, más ágiles, flexibles, y con una
técnica impecable, con necesidades de interpretación mayores, pues existen un
sin fin de obras con diversos personajes a interpretar.
Al ser las coreografías más
revolucionarias, se necesita de dicha actitud para poder reflejar eso en el
escenario, inclusive los colores en los vestuarios fueron mucho más diversos.

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