La danza clásica en México
Por: Citlali Guadalupe Trujillo Rivas
Ser bailarín, es una profesión que implica años de formación, de entrenamiento y perfeccionamiento.
En este caso hablo de un bailarín de danza clásica, la carrera
generalmente dura 8 años, pero al egresar de la escuela, el
entrenamiento no puede parar, siempre hay que mantenerse bien entrenado
para poder ir a audicionar y posteriormente realizar buenas funciones.

Dentro del medio hay mucha competencia y sí existen diversas compañías independientes y proyectos que dan oportunidad a bailarines que trabajan por contrato de unos meses o simplemente el famoso free lance, sin embargo, generalmente las horas de ensayo son muchas y al momento de las funciones no siempre se cuenta con el público esperado, ya que el consumo cultural en México es otro tema que deja mucho que desear, puesto que muchas personas piensan que ir al teatro cuesta muy caro y prefieren invertir su dinero en otras distracciones y mucho del público que asiste a las funciones terminan siendo cortesías o del mismo gremio de la danza, lo que al final se traduce en sueldos que no equivalen al tiempo de ensayos invertido para la puesta en escena.
En otros casos, los proyectos son buenos y rentables, pero solo duran unos meses y después es volver a empezar con el proceso de audiciones, estar en el montaje y funciones y después de la temporada esperar a que salga el pago, pero en todo ese tiempo la situación económica se torna complicada ya que al igual que cualquier persona se tienen los gastos normales de pagar renta, servicios, comida, transporte, etc., además del entrenamiento, y si llega haber alguna lesión, pagar el fisioterapeuta, ya que no existe un seguro por parte de los proyectos o compañías independientes.

Sí bien es sabido que esta carrera no es barata, desde el pago de clases, la ropa de entrenamiento, en el caso de las chicas las zapatillas de punta que hay que cambiar a cada rato y que no cuestan baratas, se esperaría que al egresar de la escuela, toda esta inversión se pudiera recuperar y vivir tranquilamente de bailar, pero lamentablemente, si se puede vivir de bailar pero se debe estar en diversos proyectos a la vez, buscando continuamente audiciones e invitaciones a proyectos, y en otros casos dividir el día dedicando algunas horas a dar clases para poder tener algo más "fijo o seguro", pero que no es el objetivo de la formación de un bailarín, ya que provoca que reste horas de entrenamiento o ensayo.
Como podemos ver, la situación de la danza clásica y de la danza en general en nuestro país se presenta complicada para todos aquellos que deciden vivir de la danza. Esperemos algún día las políticas culturales den un cambio de tal manera que el gremio de la danza se vea beneficiado y se gane lo que realmente se merece.
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